Pasión flamenca

Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el flamenco se cuela en la vida de Madrid a través de tablaos que son templos universales del cante, el toque y el baile. En todos estos lugares se ha escrito y se escribe la historia. ¡Que suenen las palmas!

Publicado en la revista esMADRIDmagazine en noviembre de 2023

¿Qué es el duende? Escuchemos la voz de Federico García Lorca: “es un poder misterioso que todos sienten y ningún filósofo explica. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de lo pies. Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto. El duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar”. Aunque el universal poeta se refería a cualquier tipo de manifestación artística, lo cierto es que esta palabra, tan breve, tan intangible, lleva siglos unida al flamenco. El carisma de un artista al salir a escena, los escalofríos, la piel de gallina, la emoción que produce en quien lo mira o lo escucha. Eso es el duende, que sobrevuela cada noche los muchísimos espectáculos de cante, toque y baile que tienen lugar en nuestro país.

Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, el flamenco nació allá en el siglo XVI en Andalucía, tierra de profundo mestizaje. Su popularidad llegaría algo más tarde, en el XVIII, y sobre todo en el XIX con la proliferación, en muchas ciudades de España, de los cafés cantantes, donde surgió la figura del cantaor profesional. Anteriormente, este género dominaba las ventas y tabernas y también reuniones muy restringidas. Estos cafés, que eran salas decoradas con terciopelo, espejos y motivos taurinos, fueron los precursores de los tablaos, que ya en el siglo XX irrumpieron con fuerza en la sociedad. De los primeros que abrieron sus puertas en Madrid ha llegado hasta nuestros días Tablao Flamenco 1911 (Plaza de Santa Ana, 15), el antiguo y mítico Villa Rosa, que recuerda en su nombre la fecha de su inauguración. Sus maravillosos azulejos han sido testigo de muchas historias. Por aquí han pasado Lola Flores, por supuesto, pero también Ernest Hemingway, Ava Gardner, Audrey Hepburn… y ha sido escenario de películas como Tacones Lejanos, de Pedro Almodóvar, o La niña de tus ojos, de Fernando Trueba.

Arte y gastronomía

Reconocido como el “Mejor Tablao Flamenco del Mundo” por el Festival Internacional de Cante de las Minas de La Unión, el Corral de la Morería (Morería, 17) es todo un templo, una catedral viva, en funcionamiento desde el año 1956. Su propietaria, Blanca del Rey, es una de las coreógrafas y bailaoras más importantes de la historia del flamenco. Su programación cambia cada semana, como si fuera un gran teatro, pero con la ventaja que proporciona poder disfrutar de cerca de los artistas que llenan los principales festivales y escenarios nacionales e internacionales con su energía más estremecedora. A lo largo de más de seis décadas, ha acogido y lanzado a figuras como Antonio Gades, La Chunga, Serranito, Manuela Vargas, El Güito, Mario Maya, La Paquera de Jerez, José Mercé, Pitingo y Antonio Canales, entre muchos otros, que han sido vistos por grandes personalidades y estrellas de Hollywood. Un dato más: es el único tablao del mundo que cuenta con un restaurante en su interior galardonado con una estrella Michelin.

La gastronomía es parte esencial de los tablaos madrileños, donde se pueden saborear tapas y delicias del recetario español mientras se disfruta del espectáculo. Son varios los menús que ofrece otro gran clásico madrileño, Torres Bermejas (Mesonero Romanos, 11), fundado en 1960. Atención instagramers de hoy en día: la sala reproduce el interior de las Torres Bermejas de la Alhambra de Granada, con paredes con motivos árabes, baldosines y artesonados de madera en el techo. Para la historia quedará ser el lugar donde se conocieron el inigualable cantaor Camarón de la Isla, que actuó aquí durante años, y el genial guitarrista Paco de Lucía.

“La comunicación emocional de nuestros artistas trasciende en el espectador como una experiencia intensamente personal e inolvidable”, comentan en Cardamomo (Echegaray, 15), a cuyos responsables les gusta definirlo no como un tablao sino como una “casa de flamenco”. Desde sus orígenes en 1994, ha sido habitual coincidir en él con jóvenes promesas que lo sentían como la “sala de ensayo” de sus nuevas inquietudes musicales y donde, más tarde, han vuelto a presentarse como reconocidísimos profesionales. Alegrías, bulerías, fandangos, seguiriyas, soleás, tangos y sevillanas son los palos, o estilos, más conocidos del flamenco, que se canta, se baila -ay, esos zapateaos- y se toca. Hay toques gitanos, que son hondos y con pellizco; virtuosos, con dominio total de la técnica; sobrios, sin ornamentos ni alardes, o airosos, los más vivaces. Así lo explican en Las Tablas (Plaza de España, 9), que, con más de 15 años de experiencia, cuenta con el que es el escenario flamenco más grande de Madrid. También muy especiales son los escenarios de Las Carboneras (Mayor, 63), ubicado en los bajos del antiguo palacio del Conde de Miranda, el Tablao de la Villa (Torija, 7), en una casa-palacio del siglo XIX, La Quimera (Cuchilleros, 7), que cuenta con una sala rociera que es pura Andalucía, y el Café Ziryab (Paseo de la Esperanza, 17), con mesas y sillas de diferentes alturas dispuestas para que el espectáculo pueda ser visto desde todos los ángulos.

Los años pasan pero el flamenco en Madrid sigue encontrando nuevos espacios que ejercen como auténticos divulgadores de este arte universal. Así ocurre con el Centro Cultural Flamenco de Madrid (Conde de Xiquena, 6), Temple (Cuesta de San Vicente, 40), La Carmela (Victoria, 4), Torero (Cruz, 26), Los Porches (Timoteo Pérez Rubio, 2) o en Flamenco de Leones (Plaza de la Independencia, 4), con buena gastronomía, buenos cócteles y estupendos espectáculos junto a la Puerta de Alcalá.

Más allá de los tablaos

Siempre se ha dicho que para triunfar en el flamenco hay que venir a Madrid. Nuestra ciudad cuenta con numerosos tablaos, festivales como Flamenco Madrid o Suma Flamenca, y escuelas como Amor de Dios o El Lucero, pero también con otros lugares donde disfrutarlo, como es el caso del primer teatro flamenco del mundo, el Teatro Flamenco Madrid (Pez, 10), que todos los días del año ofrece su espectáculo Emociones. El gran templo de la música de Madrid, el Teatro Real (Plaza de Isabel II, s/n), programa cada mes conciertos y recitales a cargo de grandes estrellas del cante, el toque y el baile en el marco de su ciclo Flamenco Real. El Teatro Magno (Cedaceros, 7) dio la bienvenida el pasado mes de septiembre a Jaleos Jondos, un show de flamenco contemporáneo dirigido por Daniele Finzi Pasca, responsable de algunos de los grandes éxitos del Cirque du Soleil.