Este gran lago artificial tiene sus orígenes en el siglo XVI, dentro del proyecto paisajístico encomendado por el rey Felipe II al arquitecto Juan Bautista de Toledo, para el acondicionamiento del Real Sitio de la Casa de Campo. Tras una profunda restauración realizada en 2018, el lago es un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza mientras se toma algo en los bares y restaurantes situados a su alrededor, así como para practicar deportes náuticos.
El lago ocupa una superficie de 80 150 metros cuadrados, con un volumen de 158 637,41 metros cúbicos de agua y una profundidad que varía desde los 4,50 metros de máxima hasta 1,20 metros de mínima. Su perímetro tiene una longitud de 1370 metros.
Paseando por su entorno, catalogado como Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico, se pueden encontrar diversos árboles y arbustos, como madroños, tarays, arces, serbales, plátanos y olmos. En la zona de restaurantes se sitúa un mirador desde el que poder observar el lago, el parque y unas preciosas vistas de Madrid.
El embarcadero, con más de 250 metros cuadrados divididos en cuatro pantanales, cuenta con 68 barcas de uso recreativo y la posibilidad de navegar en piragua y canoa.
Muy cerca se encuentra el Centro Entomológico Manuel Ortego, que alberga una de las colecciones de coleópteros (escarabajos) y lepidópteros (mariposas) más importantes de España, además del Zoo, el Parque de Atracciones y el Recinto Ferial de la Casa de Campo, siendo todo ello de fácil acceso, no sólo en metro y autobús, sino a pie por la Avenida de Portugal desde Madrid Río.