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La Nave de Motores de Pacífico se construyó con el fin de solventar las posibles insuficiencias de suministro eléctrico y prestar un mejor servicio a la red de Metro. Se trata de una central que podía transformar la corriente eléctrica suministrada por las compañías y generar su propia energía mediante la utilización de tres motores Diesel de 1500 c.v. cada uno, adquiridos en Alemania. También llegó a proporcionar energía al resto de las subestaciones de Metro, a la misma ciudad de Madrid y, en 1925, a las compañías eléctricas. Además, durante la Guerra Civil, suministró electricidad para el uso de la población de Madrid.
El proyecto de la instalación de la maquinaria, que llegó a tener una potencia de 5000 Kw, corrió a cargo de los ingenieros José María y Manuel Otamendi. Antonio Palacios fue, también en este caso, el autor del proyecto arquitectónico, extendiendo el uso de azulejos a los edificios auxiliares de Metro como imagen de la compañía. La construcción de la Nave de Motores se finalizó en 1923, año en el que se completa la construcción de la primera línea de Metro. La creciente regularidad del suministro eléctrico motivó el cese de la producción de energía y, en 1972, la Sala de Motores quedó definitivamente fuera de servicio.
Los trabajos de restauración de la Nave en 2008, según proyecto del arquitecto Carlos Puente, han contemplado la recuperación del aspecto original del edificio, así como la limpieza y restauración de la maquinaria y elementos muebles, y la creación de un espacio de acogida para el público.
Desde otoño de 2025, el espacio de Nave de Motores cuenta con un nuevo punto de venta de productos oficiales de Metro en el que el visitante, al terminar el recorrido, puede adquirir como recuerdo alguno de los artículos del catálogo, como el reconocido rombo de los pórticos de acceso, o las zapatillas conmemorativas del 105 aniversario de la compañía, además de las conocidas camisetas, tazas e imanes con el logo del metropolitano.