El espacio cultural CentroCentro acoge del 23 de octubre al 26 de abril de 2026 una exposición del artista multidisciplinar Luis Pérez Calvo cuya trayectoria se caracteriza por una intensa recuperación de la iconografía popular española de las décadas de 1960, 1970 y 1980 a través del dibujo, el collage, la pintura y la cerámica. 
Luis Pérez Calvo (Madrid, 1962) creció entre los barrios de Lavapiés y Embajadores, rodeado de tebeos, álbumes de cromos, enciclopedias ilustradas y discos de vinilo. En aquel Madrid en expansión, jalonado de andamios y grúas, fue forjando una mirada curiosa y minuciosa, atenta a los pliegues más luminosos de lo cotidiano: los programas de televisión, los letreros de los comercios, los grandes cartelones de cine, la llegada del circo o las verbenas. Con el tiempo, ese imaginario de raíz popular se entrelazó con un diálogo apasionado con los grandes capítulos de la Historia del Arte, alimentado en distintos contextos, pero especialmente en las innumerables visitas del artista al Museo del Prado.
En sus composiciones, los envoltorios de chicles Bazooka se cruzan con las pinturas negras de Goya; los Beach Boys y AC/DC conviven con los castizos platos de raciones; y los dibujos animados de los Looney Tunes deambulan por las calles de Carabanchel. Toda su creación se sostiene en la fuerza de la imaginación: no la fantasía evasiva, sino la capacidad de percibir las relaciones íntimas y secretas entre las cosas. Con esa sensibilidad, Pérez Calvo construye imágenes llenas de humor y melancolía, accesibles y a la vez profundas, capaces de desplegar múltiples capas de lectura.
Un mapa afectivo del arte en Madrid (2015-2025)
Durante la última década, Pérez Calvo ha dado forma a una serie de pequeñas obras pictóricas que han crecido sin pausa y que hoy suman más de quinientas piezas, fruto de su incesante recorrido por las exposiciones madrileñas y, en ocasiones, por otras latitudes. Más que documentar lo visto en cada muestra, el artista lo recrea incorporando asociaciones libres, juegos sonoros y semánticos, anécdotas, rumores y ecos del entorno que rodea a cada creador. Desde ahí se adentra en los discursos, reinterpreta estilos y establece diálogos con otros horizontes estéticos. Con todo ello, construye una imagen que, en el fondo, es una invitación a compartir su propio entusiasmo ante la exposición visitada.
Pérez Calvo denomina este conjunto “cromos de artista”, evocando aquella forma primera de coleccionismo popular, con sus álbumes y sobres sorpresa, que practicó en su infancia —y más tarde con sus hijos— en la madrileña Plaza del Campillo, los domingos en El Rastro. A diferencia de las imágenes digitales —intangibles, infinitas e inmediatas—, el cromo se busca, se espera y aparece por azar. Posee peso y tacto. Su lógica se articula en torno al deseo de lo que falta y al valor de intercambio de lo que se repite.
Ese universo no es solo una referencia sentimental, sino que estructura el propio modo de trabajar de Pérez Calvo. Como en aquellos primeros juegos de colección, su aproximación al arte es entusiasta, curiosa, situada y relacional. Frente a los sistemas de validación del mercado, propone una poética lúdica, deliberadamente humilde en escala y materialidad, construida sobre papeles y cartones de pequeño formato. El intercambio que impulsa no se basa en la acumulación, sino en el vínculo: teje, a través de estos cromos, una red de afectos, complicidades y recuerdos entrelazados.
Una selección de estas imágenes llega a CentroCentro, en una exposición que se articula en torno a dos murales realizados in situ, en los que el artista ha desarrollado un mapa de un Madrid imposible, a medio camino entre lo galdosiano y lo apocalíptico, donde conviven viejos museos, nuevas galerías, edificios ultratecnológicos, hormigoneras, anuncios de neón, autopistas elevadas y pantallas gigantescas. Sobre este mapa, dislocado y en blanco y negro, ha dispuesto una generosa selección de sus “cromos de artista”: detonaciones de color que dibujan un panorama del tejido cultural madrileño como una fascinante red de voces y creatividades, de conflictos y soluciones, de éxitos y fracasos, de hallazgos y olvidos, de precariedad y entusiasmo.
Su mirada es la de un cronista cuyo recorrido funciona como contrapunto a los relatos dominantes de la escena artística: no responde a criterios académicos, institucionales o comerciales, sino que se guía por afinidades estéticas y vínculos personales. Pérez Calvo nos ofrece así una contra-historia abierta y polifónica, una invitación a leer la historia reciente del arte y sus exposiciones desde un ángulo inesperado, a reconstruir de manera colectiva aquello que vimos o dejamos pasar. No plantea una visión exhaustiva ni aspira a fijar un canon, sino que propone una constelación de imágenes donde el arte se celebra, se comparte y nos reúne.
Carlos Delgado Mayordomo, comisario de la exposición Luis Pérez Calvo. Cromos de artista
Crédito imagen:
Mural de la exposición "Cromos de artista" (detalle), 2025 ©Luis Pérez Calvo. Fotografía: Amapola creativa