COPATRONA DE MADRID
Mariana fue una mujer singular, independiente, adelantada a su tiempo. Fue una laica que ingresó en la Merced, una Orden religiosa dedicada, ya en la Edad Media, a la redención de cautivos.
Hace años, en mi afán de ir tras todo aquello que huela a tinta y a papel, mi avidez bibliográfica hizo que cayera en mis manos un libro singular: Gatas. Ante mí apareció un elenco biográfico de veinte mujeres de Madrid con nombres tan dispares como La Calderona, la Duquesa de Alba, Manuela Malasaña, Isabel II, o Blanca Fernández Ochoa. Para mi asombro, entre las primeras estaba la Beata Mariana de Jesús. Sorprendente, ella es una de aquellas mujeres que ha dejado a su paso una estela de donaire y madrileñismo. Si Teresa de Jesús es de Ávila, Mariana de Jesús es de Madrid, y Madrid es de Mariana.
Elías Gómez, uno de sus mejores biógrafos, afirma de ella que era “de estatura más bien pequeña con rostro nimbado de gracia, serenidad y dulzura”. Mariana fue la santa errante, montada en una borriquita, por las calles y plazuelas, empedradas o de tierra y barrizal, mendigando limosnas para poder socorrer a pobres, mendigos y cautivos.
Su cuerpo incorrupto, custodiado en el monasterio de mercedarias de Alarcón, es un tesoro escondido. Cuentan los devotos que su cuerpo exhala una fragancia perfumada, a veces difícil de definir, pero siempre atrayente e intrigante. Descúbrelo, toma en tus manos este mapa y ponte en camino tras las huellas de esta madrileña universal.
Texto de presentación de Mario Alonso Aguado Miembro de la Comisión del IV Centenario del Tránsito de la Beata Mariana de Jesús, Copatrona de Madrid.
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