En 1877 Antonio Fluxà funda en Inca (Mallorca) el primer taller de zapatería. Este es el humilde origen de la firma Lottusse. Recogiendo la historia de una zona acostumbrada a la artesanía del calzado y mejorando, generación tras generación, los procesos de elaboración, aplicando las últimas tecnologías para aportar más calidad sin olvidar la tradición, así es como ha crecido esta marca de zapatos.
Más de 130 años suman andanzas por doquier: desde tener que dedicar casi toda la producción a la fabricación de botas militares, hasta tener a un Fluxà como alcalde de Inca, sin olvidar la consecución de premios y reconocimientos como el Rizzoli de Milán o el publicitario Clio Award de Nueva York. Sus zapatos están hechos para hombres y mujeres que buscan, ante todo y por encima de todo la calidad, fruto de un trabajo artesanal y mimado, donde el detalle es tan importante como el todo (procesos de curtido de la piel, suelas sumergidas en aceites, sistemas de corte de mayor precisión).
Además del calzado, también cuentan con una línea de complementos: bolsas de viaje y para el ordenador, bolsos, cinturones, monederos (billeteros y tarjeteros). Tiene presencia en numerosos países del mundo, especialmente en China, donde cuenta con diversos ‘espacios lottusse’. En España cuenta con puntos de venta en diversas ciudades españolas. En la capital existen dos: el de Goya, ubicado en la galería comercial ‘El Jardín de Serrano’ y en la misma calle Serrano. Espacios modernos, sofisticados, vanguardistas que respetan, sin embargo, la tradición artesanal que rezuman sus zapatos y complementos.
