El Museo Lázaro Galdiano acoge del 28 de mayo al 14 de septiembre, en la tercera planta del museo, una exposición excepcional que muestra una treintena de ejemplares de códices representativos reunidos por José Lázaro Galdiano en las ciudades en las que residió (Madrid, París y Nueva York). Una ocasión única puesto que supone la primera vez que estas obras se exponen juntas para el público.
La Fundación Lázaro Galdiano rinde homenaje a la admiración de José Lázaro Galdiano por los códices bellos y cuidados, elaborados en talleres medievales franceses, italianos y flamencos. Una muestra que reconoce la labor del coleccionista y su deseo de que estas obras permanecieses unidas con el objetivo de mostrar los ejemplares que para Lázaro eran objetos de arte, desde el punto de vista bibliófilo, y los que eran por sí mismos un museo, además de aquellos autores y artistas por los que tenía preferencia.
Cuando tenía solo 22 años, José Lázaro Galdiano ya poseía una colección de libros extraordinaria compuesta por mil volúmenes. Su biblioteca original, considerada como una de las mejores colecciones europeas y compuesta por 20 000 volúmenes, cuenta con un tesoro de joyas bibliográficas que incluyen ejemplares únicos por su rareza y belleza, desde incunables y manuscritos, hasta libros ilustrados, obras maestras de la imprenta y otras piezas interesantes.
Entre los códices medievales, con textos de carácter religioso, enciclopédico o histórico que conserva la Biblioteca Lázaro, los asistentes podrán admirar ejemplares como Le antiquité Judaique de Flavio Josefo, el Livre des propiétes des choses, un manuscrito miniado, copia lujosa de principios del s. XV de carácter enciclopédico, con miniaturas al comienzo de cada capítulo. Entre su colección de libros de horas, el Libro de Horas de William Hastings, un manuscrito flamenco encargo de William Hastings, Grand Chamberlain de Edward IV.
También destacan los incunables, en especial el Sacramental de Sánchez Bercial y el Liber Chronicarum, del humanista e historiador alemán Hartmann Schedel (1440-1514), quien llevó a cabo una extraordinaria labor de recopilación de tradiciones orales que sirvieron de fuentes para esta obra monumental. Entre los manuscritos españoles, se encuentra uno de los más bellos del Siglo de Oro como es el Libro de retratos de Pacheco, maestro y suegro de Velázquez, quien pretendió mantener viva la memoria de 56 de los más insignes genios de la época. Además, el Álbum de dibujos de los duques del Infantado de Berruguete o la Pintura sabia de Ricci o la copia B de El Buscón, de Francisco de Quevedo, empleado posiblemente para llevarlo a letras de molde.
Créditos imágenes:
- Corán. Cachemira. Hacia 1770 - 1800. Manuscrito. Inv. 15653
- Flavio Josefo: L'Antiquité Judaïque et Bataille Judaïque. Rouen. Entre 1460 y 1470. Manuscrito. Inv. 15322