Moncalvillo

Un pequeño bistró parisino, informal y agradable, para una cocina ecléctica con un toque tradicional a la vez que moderno.

Aquí se puede empezar con platos como una espuma de morcilla y manzana con praline, el ya clásico amuse-gueule, berenjena parmesana o vieiras crujientes rodeadas de alcachofas escalfadas. Como plato principal, steak tartare con buena carne roja o un risotto verde en caldo de vegetales con chirlas con un sabor inconfundible a mar y huerta. Algunos de los postres con los que dar el colofón a la comida son, helado de violeta con marquise de chocolate amargo o el tarte tatin con helado de vainilla, especialidad parisina. Y todo ello acompañado de una interesante bodega.